Un fulbito con los pibes (último upload?)

La jornada arrancaba intensa con mas de sesenta mails picantes entre el sector de ventas y el sector de administración. Secuencias como esta:

"Citta + 10" (un vendedor)

Generaban respuestas como esta:

"Citta + 10 porongas plásticas en el orto"

O sea que si, mas que picante... cáustico.

Me habían invitado al match hacia unas semanas ya, pero yo, que había dejado de jugar al fútbol con mis compañeros de trabajo por razones no del todo claras, lo rechazaba. Sin embargo, por razones no muy claras tampoco (salvo para mi y el renombrado Citta) regresé. El viernes, hoy, a las seis de la mañana, horario en que me despierto para ir a trabajar, armé la mochila futbolera. Las vendas, las medias de fútbol, la casaca de Boca estilo Suecia que sacó en el 2010 (con la cual perdió los dos superclásicos de verano y posibilitó la ida del Coco Basile... yo le prometía mejores augurios al trapo), el pantaloncito de la selección, los timbos, y -fundamental- las calzas.

El tema es que yo, en dos años de casado, engorde como doce mil millones de kilos. En realidad son menos de quince, pero yo siento que no entraría a Cuestión de Peso por cuestión moral: jamas lograrían que bajara ni un solo misero puto kilo. No importa. La cuestión se resolvía en el rectangulo de pasto me dije. Hacía tres meses que no jugaba y probablemente lo sintiera. A los postres de ese partido había tenido que salir por un feo tirón en el aductor. La vergüenza la sentí igual porque en ese infame match nos ganaron por, mínimo, dos docenas de chiches en la canasta.

Pero la cita de hoy era distinta. Compañeros de trabajo con los cuales mantengo de buena a excelente relación. Fútbol tranquilo. Se suponía hasta este mail:

"Hoy me los culeo a todos".

El mail era mio. Se había desatado una vorágine futbolera que poco correlato iba a tener en la cancha. De Administración, nos, eramos siete. Ventas, ellos, seis. La cancha era de seis (oficialmente, extraoficialmente era una de cinco algo ancha), entonces nosotros tendríamos un suplente rotativo como se estila en estos casos.

El partido arrancó y nosotros eramos dos menos. Si. Eramos siete. Empezamos cuatro. Los que mas temprano habían salido de la empresa por alguna inédita razón no habían llegado a la cancha y el reloj corría. En esos pocos minutos nos metieron dos pepas. Claro, no estaba nuestro arquero titular. El trio restante alcanzó la cancha. La excusa fue que tenían mal la hora. Algo un poco raro si contamos que durante el dia hubo MAS DE OCHENTA MAILS SOBRE EL PARTIDO. En fin. No podíamos probar que habían estado tomando en algun lado asi que se incluyeron a los jugadores en el partido y arrancamos, pero de en serio.

Las formaciones:

Ventas:

Ariel C. (El Citta)

Julio B. (El Brinco)

Matias C. (El Cordobes)

Mariano G. (Trastorno)

Gustavo D. (Calamar)

Mariano F. (Amargo)

Administración

Pablo M. (Hugo Orlando Gatti)

Rodrigo R. (Franz Beckenbauer)

Santiago Algo (Diego Armando Maradona)

Diego A. (Claudio Paul Caniggia -anteayer)

Hugo G. (Armando Blas Giunta - en su etapa de gloria)

Abel C. (Silas)

Hernán C. (Fukushima corazón)

Como todo partido con gente fuera de estado, bastaba la diferencia numérica para dar vuelta el partido. Con jugadores con piernas y descansados, Administración solo tenía que aguardar a que Ventas perdiera el aire para tomar por asalto el desprotegido virgen trasero del rival. El empate llegó en tres, y luego todo fue del sector contable. Los errores repetidos en la defensa de Ventas desequilibraron el Score y mellaron el otrora buen ánimo del equipo de levantapedidos sucumbiendo a la derrota por un inapelable 7 a 3 cuando el dueño de la cancha nos echaba para dejar lugar a unos muchachos con mucho mas estado físico que los que la abandonaban compungidos por un lado y exultantes por el otro.

En tu cara Ventas.

Hernán C. (un patadura a mucha honra)